Pierdo la paciencia de forma frecuente
A quién no le ha pasado que se aleja de la madre o padre que quisiera ser ya que pierde la paciencia de forma frecuente.
Todos en algún momento nos hemos encontrado sobrepasados. La epidemia que nos afecta, ha alterado fuertemente nuestras vidas y con ello, la de todo nuestro entorno.
Hemos tenido que ejercer tres roles al mismo tiempo, el de trabajadores, el de padre o madre y el de ejecutor de toda clase de tareas domésticas. Todo esto muchas veces sin ayuda. En el mejor de los casos, tenemos un compañero o compañera con el que podemos compartir alguna de las resposabilidades que tenemos en común.
En este escenario se nos suma una preocupación. Nos hemos encontrado con que en algunas o muchas ocasiones perdemos la paciencia. Si antes de la epidemia esto nos ocurría, con mayor razón ahora.
¿Por qué perdemos la paciencia?
Perdemos la paciencia sobre todo cuando nos sentimos incómodos. Muchas veces la sobrecarga, las preocupaciones y el cansancio provocan angustia que se expresa de forma inadecuada.
Aun cuando parezca que no hay tiempo, necesariamente debemos hacer un viaje al interior que nos permita tomar conciencia del estado en el que nos encontramos. Esta será una de las formas más efectivas para cuidarnos y evitar ese tipo de respuesta desregulada.
¿Qué herramienta puedo usar para no perder la paciencia?
De vuelta de ese viaje a nuestro mundo interior, deberíamos poder identificar con relativa claridad:
- Lo que no queremos que siga ocurriendo
- Nuestras necesidades indispensables
- Resolver los pendientes que posponemos indefinidamente y que pesan en nuestra conciencia.
Con esas tres inquietudes, haremos tres listas.
La primera será los “No quiero”. Tiene que ver con los límites para no vernos sobrepasados. Ejemplos: “No trabajaré más allá de las diez de la noche”; luego, “no dormiré menos de ocho horas”; después, “no aceptaré trabajo que no me corresponde”; por último, “no perderé mi hora de almuerzo”. Así, cada quién y según su contexto, podrá evaluar cuáles son sus “No quiero”.
La segunda será “Necesito”. Esta lista es muy relevante, dado que para conservar una actitud equilibrada y positiva es importante saber qué necesito. Ejemplo: “Dormir al menos siete horas por día”; “almorzar a más tardar a las dos de la tarde”; “que mi familia reconozca el esfuerzo que he realizado”; “tener una tarde a la semana para hablar con mis amigas o amigos”. Cada persona tendrá necesidades distintas, esas dependerán del momento que estemos viviendo o las características de cada uno.
La tercera será “Hazlo tan pronto te sea posible”. Esta se refiere a identificar todas aquellas cosas que tenemos pendientes y que son un peso en la conciencia. Lo típico es decir: ¡Ay! No he hecho… Eso que vamos postergando de forma indefinida, que está en nuestra conciencia y que resolverlo la aliviaría. Ejemplos: “Debo vacunar a mis hijos”; “pagar una cuenta pendiente no inscrita en la cuenta corriente”; “ordenar los closets”; “comprar ropa cómoda”; “llamar a ese familiar con el que tenemos escaso contacto”.
Estas listas deberían existir para cada uno de los roles que nos toque desempeñar. Tendremos, por tanto, una lista de “No quiero” como madre o padre; otra como trabajador o trabajadora; y otra, como dueña o dueño de casa. Así para cada rol.
Una vez que tengamos las listas hechas y, asimismo, mayor claridad de nuestras necesidades, podremos abordarlas una a una. Tal vez y sobre todo ahora, no podremos abordar todo por el contexto en que nos encontramos. Más adelante y, de todos modos, siempre para avanzar en la resolución de nuestras necesidades, es que debemos contar con una amplia red de apoyo.
¿Es necesario el apoyo de familiares?
El apoyo de familiares. La familia es muy relevante, estar en manada implica tener en quién confiar y delegar cuando así lo necesitemos. De esta forma, podemos destinar tiempo a lo que hayamos definido.
En el caso que podamos, contratemos por el tiempo necesario ayuda externa, que nos ayude a enfrentar esas tareas que no podemos hacer o que se dificultan dado nuestro contexto y realidad.
Las amigas y amigos, sin duda aportan alegría y también colaboración. Son esa familia que hemos elegido. Por tanto, nos podremos apoyar en ellos igual como lo haríamos con nuestra familia. Mejor si ellos tienen hijos en la misma etapa, dado que habrá mayor comprensión de la ayuda que podamos llegar a necesitar.
También y en extremo relevante, es confiar a nuestros hijos o hijas tareas que según su etapa de desarrollo puedan realizar. Muchas veces, porque no hacen de forma perfecta ciertas cosas preferimos hacerlas nosotros mismos. Sin embargo, nos echamos más responsabilidades de las que podríamos tener. Debemos liberar espacios, porque las responsabilidades suelen ir en aumento y nuestra capacidad ser la misma. Cuando delegamos a nuestros hijos fortalecemos su sensación de competencia y valía.
Estas listas y la ayuda de todos los que nos rodean, podrán colaborar en mejorar nuestra calidad de vida. Será muy necesario, tratarse con mayor compasión y amabilidad. Es importante estar conscientes que nuestro bienestar emocional, es también el de nuestra familia.
Mg. Ps. Leslie Salgado Viñals
Directora Jardín Infantil Upita y Jardín Infantil Cangurito