La crianza respetuosa en tiempos de pandemia se ha vuelto cuesta arriba
La vida nos sorprendió con una situación increíble. Comenzamos a escuchar en enero que se estaba desarrollando un peligroso virus en Asia. Nos pareció a la gran mayoría, tan lejano, que no prestamos mayor atención. Cuando la pandemia comenzó a azotar a Europa, continente también lejano, pero más cercano que el Asiático, nos comenzó a preocupar.
Fue el viernes 13 de marzo, la fecha en que Chile comenzó a sentir de lleno el golpe de la pandemia. ¿En qué se transformó? Se transformó en la exigencia y desafío más grande del último tiempo como padres, parejas y trabajadores.
¿Has sentido culpa al momento de criar?
La palabra culpa es la que más escucho de parte de mi comunidad, sobre todo ahora que explotó la pandemia. Desde el siglo XXI los padres hemos puesto especial atención en mantener una crianza respetuosa, tratando de dejar atrás años en donde los niños eran la última prioridad (siglo XIX, se les pegaba para corregir, se les encerraba para castigar, se les humillaba para someterlos). Es así, como muchos padres en la actualidad, antes de la pandemia, habíamos logrado un sano equilibrio entre el desarrollo laboral y familiar dando vida al deseo de la crianza respetuosa.
Nuestros hijos en pandemia
Veníamos en ese orden, cuando la pandemia nos estalló encima, modificando toda la rutina que habíamos construido. En un inicio todo fue caótico, tuvimos que aprender a multiplicar las tareas en las mismas 24 horas. Es decir, antes dejábamos a nuestros hijos en la sala cuna o jardín infantil y tranquilos partíamos a trabajar. Lográbamos concentración y resultados. Llegaba la hora de salida y cansados pero felices, íbamos en busca de nuestros hijos a pasar las últimas horas del día. Ahora es diferente, tenemos que rendir las mismas horas para nuestro empleador, y durante las mismas horas cuidar de nuestros hijos (muchas veces muy pequeños) y además ocuparnos de todas las tareas domésticas.
A nadie se le puede pedir lo imposible, esa es una regla para la vida. Entonces nos preguntamos, ¿Cómo lidiar con la culpa del exceso de pantallas del que están siendo presos nuestros hijos?, ¿Qué es una crianza respetuosa en tiempos de pandemia? ¿Cómo hago para escucharlos como lo hacía antes? ¿Cómo hago para poder responder a las exigencias de seguir con su crecimiento cognitivo, socioemocional, si me cuesta dedicarle tiempo a la planificación enviada por la institución educativa a la que asiste (sala cuna/jardín infantil)?. Todas estas, y probablemente muchas más, son las interrogantes a las que nos hemos visto enfrentados. Intentaré responderlas de la forma más sencilla, sin ser este un manual.
¿Qué es una crianza respetuosa en tiempos de pandemia?
Hoy una crianza respetuosa es asegurar el bienestar emocional y físico en los niños en los términos más simples. Para eso, los adultos en casa tenemos que buscar la forma de encontrar el bienestar emocional en medio del escenario actual, aunque suene difícil, lo debemos encontrar.
Buscaremos ese bienestar emocional, por ejemplo, haciendo nuevas rutinas que incorporen todos estos elementos nuevos. Generando y distinguiendo espacios de trabajo laboral, de trabajo doméstico y de tiempo con los niños. También, haciendo turnos cuando tenemos la fortuna de estar acompañados. En el caso del tiempo con los niños, favoreceremos aquellas actividades que aporten mayor contención, cercanía física, diálogo para exponer cómo se van sintiendo, favorecer en la medida que se pueda el juego conjunto.
Recuerden que nuestro bienestar emocional es en buena medida el bienestar emocional de nuestros niños, por esto, cuando nuestros hijos se encuentren irritados, entristecidos o sorprendidos, convenga preguntarse cómo me siento yo como madre o padre. Muchas veces los sentimientos de nuestros hijos serán los mismos que nos embarguen a nosotros y como nosotros tenemos más recursos y alternativas, en la medida que manejemos esos sentimientos, nuestros hijos también saldrán de él.
El bienestar físico, será importante resguardarlo, dado que los niños pequeños suelen tener accidentes por el nivel de curiosidad que los embarga, podríamos recorrer la casa y tratar de anticipar los peligros y de esta forma los estaremos protegiendo.
¿Cómo lidiar con la culpa del exceso de pantallas del que los niños están siendo presos?
Todos sabemos más o menos los daños que provoca el exceso de pantallas. Antes de la pandemia, los niños tenían una vida con una rutina definida. Asistían a su sala cuna/jardín infantil y no tenían acceso al exceso de pantallas. De esa forma, aprendían jugando en la interacción con otros adultos, socializaban con sus pares y se alimentaban de forma balanceada. Hoy eso en muchas familias es parte del pasado. Los niños están más que nunca conectados, de esta forma sus papás logran trabajar. Ni hablar de la socialización con otros, a los únicos que ven en el caso de ser hijos únicos, es a su papá y su mamá. Ni hablar de la alimentación equilibrada, muchas veces no hay tiempo para guisos, charquicán, legumbres o cazuelas, hoy impera el arroz o las pastas.
¿Qué daños podría tener la situación que estamos viviendo?
Si la realidad que vivimos hoy es el exceso de pantallas, la escasa socialización y la repetición en las comidas, y esto solo se dé durante el periodo de la pandemia, me atrevería a decir incluso, que no habrá daño o en el caso que exista, este será recuperable. Como dije antes, hoy debemos priorizar y lo primero está en buscar el bienestar emocional, por tanto, si ese bienestar emocional lo encontramos haciendo uso en ciertos momentos de las pantallas, asegurémonos, que sean contenidos adecuados y tiempo limitado. También, si a través de ellas, los niños se pueden encontrar con otros, como la familia, amigos y sus profesoras, usémoslas.
Si la comida se repite, será por poco tiempo, en la medida que vamos aprendiendo recetas sencillas y saludables. Pronto, recuperaremos nuestros espacios y en el mejor de los casos estaremos unidos como familia y listos para recuperar todas las rutinas saludables que teníamos previo a la pandemia. Recuerden que lo malo, es malo solo cuando es en exceso y/o impide el desarrollo de las demás áreas socioemocionales y cognitivas.
¿Cómo hago para escuchar a mi hijo como lo hacía antes?
Nada por el momento será como antes. Lo importante, es que de algún modo lo abordemos. Podemos iniciar dando un espacio para conversar. Sugiero que puede ser al despertar a nuestros hijos, acompañándolos en su desayuno. Podemos preguntarles: ¿Cómo dormiste anoche?; ¿Qué soñaste? También podemos hacerles ver cómo los vemos: ¡Amaneciste contento hoy! y así generar diálogo de calidad. También a la hora del almuerzo y antes de dormir. Un tiempo breve de calidad que les permita saber cómo están, y que ellos puedan resolver sus preocupaciones. En los más pequeñitos será lo mismo, con palabras, juegos, miradas, gestos y caricias.
¿Cómo hago para poder responder a las exigencias de seguir con su desarrollo cognitivo y socioemocional, si me cuesta dedicarle tiempo a la planificación enviada por la institución educativa a la que asiste? (sala cuna/jardín infantil).
Hagamos lo que podamos, siempre resguardando el propio bienestar emocional (que también es el de mi hijo). Lo dosifico y doy prioridad a lo que el niño quiera hacer y de la forma que él lo quiera hacer. Todos tenemos días buenos y días malos. Si un día el niño no quiere, no quiere, obligarlo sería peor. Es bueno ofrecer las actividades como un juego, con la consigna “juguemos a” en vez de: “vamos hacer tareas”, que suena menos atractivo.
Lo más relevante es saber que esto no durará para siempre. Pronto saldremos de esta situación, y lo más importante hoy, es hacer lo que como familia necesitemos, más allá de lo que la familia del vecino haga. Solo nosotros sabemos lo que debemos hacer para salir fortalecidos de esta situación. Mucha fuerza a todos los papás y mamás que están librando esta desafiante situación.
Mg. Ps. Leslie Salgado Viñals
Directora Jardín Infantil Upita y Jardín Infantil Cangurito